Tests unitarios

Escribir software libre de fallos es muy difícil, prácticamente imposible. Nunca se podrá garantizar que un software se encuentra libre de errores, independientemente de la metodología del proceso de desarrollo. Pero las pruebas del software nos pueden ayudar a acercarnos, lo más posible, a la situación ideal de desarrollo de un software sin bugs.

Las pruebas del software no son capaces tampoco de asegurar científicamente que un software es perfecto, pero sí permiten realizar una detección temprana de los errores, a fin de corregirlos cuanto antes, es decir, antes que nuestros usuarios o clientes se frustren por una aplicación mal desarrollada. 

Lo que sí podemos afirmar es que el proceso de pruebas del software permite reducir de manera significativa los posibles fallos de las aplicaciones.

Escribir las pruebas del software no es una tarea trivial y representa un trabajo adicional, casi tan costoso como el propio desarrollo de las aplicaciones, sin embargo es esencial en el mundo actual, para asegurarnos que cualquier actualización en el software funciona correctamente. Sabemos que cualquier aumento de funcionalidad tiene un impacto en el resto de la aplicación, así que queremos estar seguros que una modificación en una parte del programa no haya causado un daño lateral, generando errores en otros módulos de la aplicación.

Con un ejemplo se puede explicar la necesidad de pruebas en el mundo del desarrollo moderno, en el que se requiere mayor agilidad en la incorporación de funcionalidades. Imaginemos un software como Netflix, que recibe actualizaciones prácticamente todos los días. Ante cualquier pequeño cambio introducido es imposible que haya una persona que pruebe todas y cada una de las partes de la aplicación, pasando por cada una de las pantallas, cada uno de los menús, etc. Para ello tenemos los sistemas automatizados de pruebas del software, que nos permiten estar seguros que todas las piezas funcionan correctamente, antes de pasar a producción una nueva versión de la aplicación.